domingo, 28 de julio de 2013

Para educar el carácter, límites

Al año siguiente (2012) Jorge Chrestia, el director de Logos, me pidió otro libro para el plan de lectores. Esta vez fue muy sencillo: debía escribir sobre los límites. Una vez más, acumulé una veintena de libros sobre la cuestión. Aquí, claramente se destacaron los autores de "Boundaries" (Townsend y Cloud) que además habían ampliado los contenidos de ese libro magistral con otros cinco volúmenes, donde documentaban el tema con abundantes casos clínicos. Aprendí muchísimo de esta investigación. Por supuesto, también recurrí a otros autores como Jaime Barylko, Pilar Sordo, Urra, etc.
Para la tapa elegí una foto de Totín Pan Peralta y su hijo Manuel, tomada en un campamento de padres e hijos a Sierra de los Padres. Los trabajos de corrección los confié a Alejandro Tloupakis. El libro está dedicado a Ernesto (Castellano), director de la primaria de Los Molinos, y su esposa Cristina (Azcona).
El libro salió en 2013 y es más breve, ya que apenas llega a 80 páginas. Esto fue un pedido de la editorial, que me pareció muy razonable. Me obligó a ir a lo concreto, condensando los fundamentos.
Gabriela Lima, del portal Terra, me hizo una entrevista sobre el libro, por lo que le estoy muy agradecido. La entrevista puede leerse en http://vidayestilo.terra.com.ar/para-educar-el-caracter-limites-de-ivan-pittaluga,026db09358aae310VgnVCM5000009ccceb0aRCRD.html

Saberse amado, saberse capaz


Ediciones Logos ya había publicado la segunda edición de "Mi amigo Domingo Savio", que había tenido una buena respuesta del público. Su director, Jorge Chrestia, me propuso escribir un libro para su círculo de lectores (por suscripción, reciben 8 libros al año, a buen precio). En cada entrega, se procuraba incluir un libro para los padres. ¿Había algún tema sobre el que me interesara escribir? Sí, sobre la autoestima. Y trabajé duramente con ese libro. Leí más de veinte libros sobre el tema, y el autor que me pareció más convincente fue Nathaniel Branden. Descubrí también a otros autores que sin tocar directamente el tema, daban muy buenas herramientas: John Townsend, Henry Cloud, John Maxwell, Romano Guardini, y muchos más. Fue un libro en el que trabajé horas y horas. Todos los feriados y fines de semana estuve dedicado a ese libro. Para la tapa, elegí una foto que le habían sacado a Tobías Fay, después de ganar una carrera de fondo en un torneo intercolegial. Me fascinó su expresión de tranquila satisfacción, tal vez porque estaba agotado después del esfuerzo. Entregué el libro a un colega y amigo, Alejandro Tloupakis, quien hizo las veces de corrector. También, desde Logos, recibí el asesoramiento de Ricardo Cravero. Estoy muy conforme con este libro, realmente ha quedado muy bien. Recibí buenos comentarios de los lectores, aunque algunos me comentaron que les hubiera gustado un desarrollo más amplio del tema de los límites. Tomé nota de esto. 

La tarea educativa del tutor

En el 2010 me pidieron de APDES, la asociación propietaria si podía escribir algunos capítulos de un manual para tutores escolares. Fue así que me puse a trabajar en lo que resultaría mi primer libro para docentes: "La tarea educativa del tutor", publicado por Ediciones Logos. El libro llevó mucho trabajo y corrección, tarea que asumió Florencia de las Carreras. Otros capítulos del libro los escribió Florencia Amaya. El manual incluye una amplia sección de anexos donde hay material excelente para las entrevistas con padres, diagnóstico de los alumnos, bibliografía recomendada, etc. 
Además de los documentos que APDES había elaborado durante sus largos años de trabajo, personalmente estaba muy influido por mis lecturas de Stephen Covey (tengo casi todos sus libros, excepto uno que presté... y obviamente nunca más volví a ver). También me fueron de gran utilidad los trabajos de Magdalena Benedit sobre caracterología (publicados por Ucalp). El libro se utilizó en los cursos de tutoría a distancia que dictamos en la plataforma virtual de la institución, junto a Yiyita Greco y Mariana Lagos.
En 2015 salió la segunda edición.

Cómo cosechar buenas notas

En 1996 publiqué un folleto en la editorial Mundo Cristiano (España) que se llamaba "¿Por qué estudiamos?". Apuntaba a dar motivos a los adolescentes para estudiar, algo que fuera más allá de "aprobar". 
Desde entonces, y por mi trabajo de tutor en el Colegio Los Molinos, fui coleccionando libros de técnicas de estudio. La verdad, es que aunque algunos eran muy buenos, todos adolecían de un inconveniente: eran demasiado largos, aburridos, difíciles de poner en práctica si no existía una fuerte motivación. Así que, animado por la editorial "Hacer Familia" (Luego cambió su nombre por "Sembrar valores") escribí un libro de autoayuda para adolescentes. El prólogo del libro lo realizó nada menos que Guillermo Jaim Etcheverry. Fue el primer libro que tuvo una presentación, que realizó el profesor y amigo Santiago Bellomo. Las ilustraciones del libro las realicé yo mismo.
En el diario salteño "El tribuno" publicaron una nota mencionando el libro: http://www.eltribuno.info/salta/Note.aspx?Note=301973

viernes, 26 de julio de 2013

El verano de la golondrina

La editorial Elevé convocó a un concurso para su nueva colección de libros y allí me presenté con "El verano de la golondrina". La historia cuenta las impresiones de Tobías que es invitado a un campo en Victoria (Entre Ríos) por su amigo Monchito. En pocos días tendrán encuentros con ñandúes, yararás, abejas africanas y participarán del rescate de una golondrina. La historia fue más un ejercicio de memoria: cada verano íbamos al campo ("Loma tendida") y yo llevaba a un amigo. Claro que el campo es, fundamentalmente, un lugar lleno de bichos. Cada noche, en cuanto nos sentábamos a cenar éramos asaltados por cascarudos, mamboretás, mariposas nocturnas, arañas, etc. Yo ya estaba acostumbrado a sacar los insectos de la comida y seguir sin problemas, pero algunos de mis amigos la pasaban realmente mal. En tantos veranos, se sucedieron las anécdotas que acumulé en la historia. Es real la anécdota del gallo que muere protegiendo a la gallina de las abejas, es real la persecución del ñandú, es real la anécdota de la yarará que quiere comerse al pichón. La anécdota de la golondrina la leí en una Selecciones y me impactó, así que me sirvió para cerrar la historia. La editora de Elevé es Verónica Suckazer. Actualmente estoy asistiendo a un taller de Literatura Infantil que ella coordina, es una genia. Las ilustraciones del libro son de Agustina Suárez.

La iguana de los Baskerville

Para el concurso Sigmar 2012 volví a enviar una historia de detectives. Esta vez, dejamos de lado a Román y sus investigaciones en la escuela, aparece un nuevo detective (Gastón Buscapina) y su sobrino Bernardo. Deben encontrar la iguana de la suegra de los Baskerville antes de que la irascible mujer vuelva de su viaje a las termas de Cacheuta. Pero la iguana ha escapado por los techos y hay que avisar a los vecinos. Y cada uno de ellos es sospechoso: la malísima Arpía del Corno, que tiene fobia a los reptiles, el mariachi Hernández que añora la sopa de iguana y el Dr. Perrota, un veterinario al que le han encargado que consiga una iguana. La historia tiene una base real: la fuga de la iguana Michael de mi amigo el Dr. Juan Braga Menéndez y su búsqueda por las calles de San Isidro. Me divertí mucho escribiendo esta historia, y por suerte se ve que al prejurado también, ya que la eligió entre los finalistas. Y por suerte la editorial la publicó, con ilustraciones de Ana Sanfelippo. El libro está dedicado a la iguana Michael (la primera iguana con facebook) y a mi amigo Juan. Bernardo (y Jochu), también son personajes reales. El título, obviamente, parodia el célebre libro de Arthur Conan Doyle.

Román y el mensaje misterioso

Durante el 2012 a "La escuela de detectives" le fue muy bien. Visité 13 escuelas que habían adoptado el libro y realmente todas las visitas fueron muy gratas. Con Delfina Uriburu fuimos a Lomas del Mirador, Palermo, Lanús, Temperley, Matanza, etc. Muchos de esos contactos fueron realizados por Marcela.
Ese mismo año volví a salir finalista del premio Sigmar con "La iguana de los Baskerville". En la entrega de premios, Roberto Chwat me preguntó para cuando la segunda parte de "La escuela de detectives". Si bien el libro dejaba una puerta abierta para una continuación, no la tenía escrita, así que me puse a trabajar otra vez con los personajes del primer libro: Román, su abuelo, su amigo Stas y el resto de los personajes. Después de unos meses de trabajo (escribo los fines de semana y algunas noches) y con la guía de Elsa Todoroff, quedó listo "Román y el mensaje misterioso", que fue ilustrado también por Magalí Mansilla. El libro apareció en la feria del libro 2013. Está dedicado a mi sobrina Luisina, aunque todavía falta para que lo lea ya que apenas tiene un año y medio a la fecha.